lunes, 23 de marzo de 2015

MONUMENTO A LOS DESCUBRIDORES



 Como os había dicho en una entrada anterior (AQUÍ), hoy nos acercaremos a esta impresionante construcción que se encuentra en Lisboa, donde el Río Tajo se confunde ya con el Océano Atlántico.



  El monumento, que asemeja la proa de un navío, fue construido en 1960 para conmemorar el quinto centenario de la muerte de Enrique el Navegante que con una carabela en sus manos abre el cortejo de personajes ilustres.


  Entre otros  que podemos encontrar en babor y estribor, destacan el Rey Alfonso V, Vasco de Gama, Fernando de Magallanes o San Francisco Javier.




  Destaca también el escritor Luis de Camoés que lleva un pergamino con un fragmento de su obra "Las Luisiadas" que os transcribo a continuación.


Mas entanto que cegos e sedentos

andais de vossa sangue e gente insana

nao faltara cristaos o atrevimentos

nesta pequena casa lusitana.



De Africa tem maritimos asentos

E na Asia mais que todas soberana

na quarta parte nova os campos ara

E se mais mundo houvera, la chegara. 


  Para que os hagáis una idea de las dimensiones de las esculturas, aquí tenéis una foto en la que se me puede ver a mí, apoyado en ¡un tobillo! de una de las colosales figuras. Esta imagen fue tomada hace algunos años, cuando se podía pasar entre estas gigantescas estatuas, lo cual no es posible actualmente.


  A los pies del monumento se encuentra un enorme mapamundi, enmarcado en la Rosa de los Vientos, en el que se recogen algunas de las más importantes singladuras de los marinos portugueses que, junto a los españoles, fueron los protagonistas de una época de descubrimientos y aventuras que forman parte de una gloriosa Historia común.



 



 Espero que esta entrada os haya resultado interesante.









         ¡Buena semana para todos, amigos!



jueves, 19 de marzo de 2015

AQUELLAS HORAS (¡FELICIDADES PAPÁ!)


   Hoy, tengo el orgullo de traer al blog una poesía de mi padre, Don Armando Manrique Legido del que ya os he hablado en numerosas ocasiones (entre otras, AQUÍ)

Este sol que se filtra tras las hojas de otoño,
dorada sinfonía sobre las viejas horas,
es el sol de las tardes de la infancia lejana
que se perdió en los años y el tiempo de las cosas.

Despertares alegres de la casa con niños
que acompañaba el timbre, las agujas, la esfera.
La escuela, el instituto,veranos, vacaciones...,
despertar cotidiano de andaduras y esperas.

Hoy descansa en silencio sobre la mesa vieja
y en su entorno desierto ya ni el aire susurra,
que él guarda entre sus piezas, ya inmóviles y eternas,
llantos, risas, estudios, juegos, amores, luchas.

Esta quietud dorada del final de la tarde
en la estancia vacía, silenciosa y cerrada
guardando pensamientos, mis sueños, lo que fuimos
cuando ya en el camino de mí no quede nada.


   Magistral y emocionante recuerdo de los días de la niñez, "Aquellas Horas" inolvidables de un tiempo muy feliz que se escapó entre los dedos...



                                                         ¡FELICIDADES PAPÁ! 





viernes, 13 de marzo de 2015

HORIZONTES LEJANOS



¡Descubridores!

Navegantes que sueñan

el horizonte.


                  © A. Manrique Cerrato.- 2015










    En la próxima entrada, nos acercaremos a la historia de este magnífico símbolo de Lisboa, dedicado a la memoria de tantos marinos portugueses que surcaron las aguas de todo el mundo...


     Hasta entonces, ¡ Buen fin de semana, amigos!



martes, 3 de marzo de 2015

ODA AL COCHE VIEJO


Hoy ha llegado un curioso
y destacado momento,
porque cambiamos de coche
y ante el acontecimiento,
unas líneas he querido
escribir a este respecto,
y a ti, nuestro Skoda Octavia,
dedicaré pues los versos
  
Y es llevas mucha vida
prendida bajo tu techo;
quizá fue la más hermosa,
el período más completo,
porque fuiste el primer coche
radiante, impecable ¡Nuevo!
tras otros dos heredados
que también llevo muy dentro.

Naciste para nosotros
en el canario archipiélago
mas fuiste peninsular,
te viniste muy pequeño
y todas tierras de España
tu garra la conocieron.

Grandes rutas recorridas,
muchos kilómetros hechos,
carreteras, autovías,
por ciudades y por pueblos,
por intrincados caminos,
noble, fiel y aventurero.

Mediterráneo y Atlántico,
los surcaste desde dentro,
embarcado en esos ferrys
que en bodegas te tuvieron;
de Gran Canaria a Mallorca,
Coruña, Murcia, Toledo,
Almería, Barcelona,
también por el extranjero.
¿Te acuerdas de aquella noche
con adornos navideños
al pie de la Torre Eiffel
deslumbrados por su fuego?...

El calor abrasador
de los veranos eternos,
con la arena de la playa
que inundaba el maletero;
enganchar la caravana,
el ritual veraniego
y hasta un cocodrilo hinchable
como alegre pasajero;
esquís, botas y bastones
en los días del invierno,
el lío de las cadenas
en los majestuosos puertos
y la nieve que cubrió
una vez todo tu cuerpo.
  
¿Por qué amigo, tú que eres?
quizás tan solo un objeto;
tuercas, tornillos, pedales,
palancas, bombillas, frenos,
correas, juntas, manguitos,
alfombras, molduras, cuero,
tubos, fusibles, enchufes,
 gomas, pastillas, espejos;
frío metal inconsciente,
inerte plástico yerto.
¡De cobre y cable tus venas!
¡De hierro y plomo, tus huesos!

Al fin y al cabo, una máquina,
pero mucho más que eso
porque llevas mucha vida
entre tus puertas de acero.

El capazo del bebé
en el asiento trasero,
las sillitas colocadas,
biberones, sonajeros;
juguetes, patatas fritas,
libros, galletas, muñecos,
viejas cintas de cassette,
canciones, poesías, juegos,
grabaciones infantiles,
instantes dulces y tiernos
que quedarán para siempre
en tus usados asientos.

A adivinar personajes,
de verdad o de los cuentos,
palabras encadenadas,
pistas en el veo veo,
películas juveniles,
últimos ritmos modernos,
protagonista de fotos,
de risas y de recuerdos, 
inolvidables vivencias
que en tu espacio transcurrieron,
mientras tras la ventanilla,
inexorable y discreto
junto con tantos kilómetros
a la vez corría el tiempo.

Te fuiste haciendo mayor,
nosotros fuimos creciendo,
pero sabes ¿A los coches?
se les puede llamar viejos
cuando queda muy atrás
la alegría del estreno.

Y así hoy, querido Octavia,
llega al fin ese momento,
me bajo en esta parada
para seguir el trayecto.
Seguro continuarás
por otros lares corriendo,
y algún otro ocupará
el que hasta hoy fue mi puesto.

¡Qué sigas muchos kilómetros
tu potencia transmitiendo,
¡Qué muchos años más ruja
tu motor noble y austero!
y que cuando llegue el día,
al terminar tu sendero,
te acuerdes de esta familia
que te llevó muy adentro.

Hoy tenemos la ilusión
de estrenar un coche nuevo,
mas un leve gusanillo
en el corazón yo siento;
tal vez se llama nostalgia,
tal vez el paso del tiempo,
Muchas gracias por tus ratos,
por tu historia, por tu esfuerzo,
por todo lo compartido,
siempre impecable y dispuesto.

Quizá por esos caminos,
un día nos encontremos;
será un instante fugaz,
pero de emociones lleno,
más ahora debo dejarte
la vista atrás ya no vuelvo,
te llevamos con nosotros,
¡Hasta siempre, compañero!
                      
                     © A. Manrique Cerrato.- 2015